Querida Marisa:
No tengo ganas de nada porque
tenia ganas de todo.
Pero el paisaje se fue poniendo
cada vez mas turbio y rugoso.
Ya no sabia donde estaba, con
quien estaba, quien era yo estando allí.
Sabía que pasaba algo que no se
dijo o no se hizo, pero jamás imagine que eso ponía en riesgo el piso mismo de
lo que estábamos queriendo construir.
Otra vez me encuentro esperando una magia que
no se produce.
La magia la hace uno mismo, sin
dudas.
¿Todas las chicas son así?
Busco alguien que esté en condiciones de amarme, alguien que tenga la misma
valentía.
Alguien que pueda hacer cosas y
pensarlas junto a mi.
Alguien que sueñe con las
mismas cosas, los mismos paisajes.
Alguien que no tenga cuentas
pendientes con el pasado, ni con el presente.
Alguien que me quiera por lo
que soy, aunque sepa de mis imperfecciones.
Alguien que quiera verme sin
poner ninguna excusa, ningún obstáculo.
Alguien que necesite satisfacer
la necesidad de conocimiento, sensación y similitud.
Alguien que no me haga dudar de
mi propio amor, alguien que soporte la forma de expresarme, y mi forma de vida,
mi trabajo, mis estados de ánimo.
Alguien que pueda conectar
conmigo en tanto ser, si es que soy algo, soy movimiento constante.
Alguien que este dispuesta a
recibir una compañía decidida y estable, un tiempo acelerado y firme, alguien
que quiera proyectarse.
Y claro que me gustaría que en
este mismo momento algo pasara, algo como una coincidencia, una prueba de amor,
que te aparezcas así, con lo puesto.
Pero no sos amiga de las sorpresas,
demasiado estructurada, demasiado predecible. Demasiado moralista, demasiado
insegura.
O al menos que preguntes, si te
necesito, si quiero verte, si te extraño, si podes venir, no lo se. Pero tu
cabeza no da vueltas como la mia. Vos no rotas en tu cama por las noches,
dormis plácidamente. Y tal vez estés pensando en ese tipo que te dejó hace
tanto tiempo ya.
Y que hacer mas que llorar un
poco y dejarte ir, como la lluvia cuando va parando y deja todo mojado.
Como la última nota antes de
que termine una hermosa canción.
Como el último trazo de un
dibujo, o el punto final de un trabajo escrito.
Ninguna metáfora sirve ya para
aliviar o distorsionar esto: Marisa, me cansé de tus idas y venidas.
La poesía ya no encaja con
nosotros, la melodía menos.
Solo queda un silencio idiota y
real, que es lo único que se puede hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario