Cerca
de dios
“Dios es un concepto por medio
del cual medimos nuestro dolor”
John Lennon
No soy religiosa. Las religiones exigen un
compromiso que nunca pude tomar. De chica fui a catecismo y tomé mi primera
comunión, pero de ahí en adelante no mantuve un contacto con la iglesia.
Sin embargo, esos aprendizajes de mi infancia han
dejado su resto, cada vez que siento ganas rezo, cuando me siento sola o triste
sobre todo.
Recuerdo cómo retumbaban las voces en la iglesia,
algunos jóvenes cantando canciones con hermosa melodía y al párroco elevando
sus manos hacia el cielo.
De chica tenía un saber teórico sobre la biblia,
sobre dios. Incluso después, no había tenido un momento o una situación en
donde dios se hubiera vuelto palpable de alguna manera. Era una entidad
superior que lo veía todo. Con esa concepción viví muchos años hasta que
descubrí lo que era estar cerca de dios.
Nunca estuve más cerca de dios que en aquel momento
cuando Victor tomó mi mano y la sostuvo entre las suyas, por algunos minutos
que parecieron años.
Eso, abrazarlo era como estar cerca de dios porque
con él, podía ver mi vida desde arriba, porque todo era claro y luminoso con
él.
Lo conocí de la forma más común y menos romántica
que existe: en un ómnibus. Su caballerosidad me dejó perpleja, no estaba
acostumbrada a ser tratada de esa manera. Desde ese momento en que Victor tomó
mi mano, supe que era mi turno de ser feliz.
Reconozco que tenía ansiedad por contarle a todo el
mundo que estaba de novia. Es que nunca había presentado a nadie, y mi familia
pensaba cualquier cosa sobre mí. Para esta altura (veintiocho años) se supone
que debería tener novio, pareja o algo. A mí no me gustaban las mujeres,
simplemente no había tenido la suerte de cruzarme con Víctor.
Lo nuestro fue a primera vista, y quería gritarlo a
los cuatro vientos.
Cuando empecé a informar de mi situación
sentimental, pude notar cierta envidia. Hasta mi madre se puso un poco celosa,
no le gustaría que abandone la casa porque quedaría ella sola con papá. Al
menos eso dijo.
Lo que pasaba era una convergencia entre él y yo, porque
mi alma se ponía enfrente de la suya, algo así como una fusión que jamás había
experimentado.
En vez de ser algo pecaminoso, profano, fue lo más
sagrado y sublime que pude experimentar en toda mi vida. Fue la experiencia más
completa que he vivido.
Todos los elementos parecían armar un cuadro nuevo
que no podía dejar de contemplar. En vez de ser dos cosas antagónicas que se
juntan, eran dos deseos que chocaban arrastrando todo a su paso.
Dos amores, dos emociones, dos recuerdos…y eso atraviesa
la vida y la conmueve seriamente.
Tuvimos varios momentos de este tipo, encuentros
únicos, uno atrás del otro, como si se tratara de recuperar el tiempo perdido.
Él tampoco había conocido algo igual.
Yo que siempre quise ser su estrella, su sueño, su
pensamiento, hoy la vida me lo devuelve con su presencia, sus declaraciones y
señales de todo tipo.
El universo emite señales constantes para que no me
equivoque de rumbo, el universo me exige que le haga un lugar a esto de una vez
por todas, es un deber.
Por más que Victor sea algo mayor, es el hombre que
amo. Amor de película, amor de mi vida…el es tan…es tan…es tan para mí.
No quiero pensar en lo que pasó ayer.
Estoy segura de que fue un error. Tal vez, estaba
algo mareada y vi cosas que no son reales. De chica una maestra me había dicho
que yo tenía tendencia a imaginar mucho.
Yo salía del trabajo y emprendía el regreso a mi
casa. No me di cuenta de que estaba caminando por “nuestra” cuadra, la calle en
donde nos conocimos.
De repente lo
vi a Victor en la vereda de enfrente. Y claro, lo saludé estirando mis brazos y
gritándole ¡Hola mi amor!. Pero él no respondió. Giró su cabeza y aceleró el
paso.
Me quedé atónita, no fue porque no me contestó (él
suele hacer eso), si no porque estaba acompañado de una bella mujer rubia de
pelo largo que llevaba un cochecito doble, para mellizos. <Será la hermana o
la prima>, pensé.
Pero cuando vi que ella lo tomó del brazo, entre una
caricia y otra, quedé estupefacta. Comencé a gritarle, tuve que empujarlo para
que reaccionara.
-¿Se puede saber
que haces con esta?
-Perdoname, pero yo
no te conozco. Te pido más respeto porque ella es mi mujer- Dijo Victor
sorprendido.
-Como que no me
conoces, si somos novios hace seis meses.
La mujer de Victor, comenzaba a impacientarse hasta
que tuvo que intervenir
-Victor,¿vos me
engañas con ella?
-Pero no mi vida, ¡esta
chica esta loca!. Nunca tuvimos nada. La vi una sola vez.
Dijo Victor rápidamente.
Analía lloraba y no podía entender lo que ellos
decían.
-Victor, ¿te acordas
cuando nos conocimos?
-Si claro, yo te
ayudé a subir al ómnibus porque vos tenías un yeso en la pierna y te costaba.
-Ay! Que bueno que
te acordaste. Si, fuiste tan caballero… sos mi gran amor.
-No, mirá, yo soy
un caballero pero no soy tu enamorado. Me parece que te confundiste. Entre vos
y yo, no hay nada y nunca lo hubo.
Victor no sentía nada por ella, solo se habían
cruzado en un ómnibus y él la había ayudado a descender. Ella había leído todo
a su gusto. Hacia encajar cada señal en un sistema perfecto.
<Volvieron las
alucinaciones. Estoy imaginando que él está engañándome con otra>, pensé
mientras me alejaba de la escena para que se calmaran las aguas.
Pero sabía que no me tenía que poner a pensar en eso
que pasó ayer, ahora me siento triste. Ya no sé cuál es la verdad, necesito
dormir un poco. Cuando me despierte voy a ver las cosas más claramente.
Seguro que Víctor recapacita y me viene a buscar, yo
sé que me ama de una forma superior. Y a esa rubia, le conviene que vaya
desapareciendo…
Sigo pensando que todo lo que estaba desagregado se
fue juntando para formar algo superior, ¿no es esta una forma de estar cerca de
dios?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario