Deseo de saber
S. Freud estableció la relación de transferencia
como una de las bases del psicoanálisis. El analista orienta su escucha en función
de la atención flotante, el paciente recibe la propuesta de asociar libremente,
pero no le será sencillo dejarse tomar por esta regla fundamental.
El psicoanálisis parte del supuesto de que la
palabra tiene consecuencias, y de que por este motivo, es posible cambiar de
discurso. La entrada en un análisis implica ya un cambio de discurso que J.
Lacan asoció con una “histerización”,
en esta circunstancia, el sujeto queda vinculado al saber inconsciente, es
motivado por un deseo de saber.
¿Saber acerca de qué?, al principio puede que el
sujeto haya consultado con un psicólogo para aliviar su malestar, cosa distinta
es cuando el sujeto es orientado por un deseo de saber. Saber acerca de lo que
le pasa, saber porque le pasa, saber que es lo que necesita para estar mejor.
Por lo tanto, en las entrevistas preliminares podrá recortarse una demanda de
solución del síntoma, que luego podrá o no transformarse en una demanda de
análisis.
En este pasaje, de las entrevistas al análisis, el
analista sostiene la demanda de solución sintomática que trae el sujeto pero
sin satisfacerla. Si bien el análisis estará orientado a la cura, su eje no
será la cura del síntoma concreto sino un cambio de posición del sujeto en
relación a su propio saber inconsciente. Es este cambio, el que provoca la
caída del síntoma como un fenómeno indirecto.
El hecho de que un análisis apunte a producir un cambio
en la posición misma del sujeto, es decir, un cambio en relación a la historia
de aquellas significaciones que lo han comandado, implica la caída más o menos
estable de los síntomas, como efecto correlativo de un cambio de sentido.
De este modo, “-la transferencia no es la puesta en
acto de una ilusión que, según se supone, nos lleva a esa identificación
alienante que es la de cualquier conformización, así fuera a un modelo ideal,
modelo al que en ningún caso, además, puede servir de soporte el analista-, la
transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente” (Lacan,
2011, p. 152).
La realidad del inconsciente es una realidad sexual,
insistente y repetitiva. Si nos remitimos al seminario La Angustia, la transferencia es la puesta en acto de la forma
singular en que el sujeto ha organizado su erótica. Esta consideración conduce
a la relación tan particular y problemática del sujeto con el objeto causa de deseo.
En otros términos, en un análisis el sujeto volverá
a formular su pregunta por el lugar que ocupa en el deseo del Otro, pregunta
esencial en lo que respecta a la existencia misma del sujeto en el discurso.
En este marco, la ética del psicoanálisis es una
ética del deseo que concibe el bienestar del sujeto como una construcción a
medida, producto de un trabajo singular. En este sentido es que un análisis no
va a estar orientado por criterios adaptativos ni moralistas del bienestar,
sino por las coordenadas singulares de cada sujeto. La ética del psicoanálisis
contempla la posibilidad de que el sujeto acceda a un mayor bienestar, sería
algo necio creer que el psicoanálisis no busca aliviar el sufrimiento humano.
El punto diferencial con otros abordajes del
sufrimiento reside en que tal bienestar está lejos de la completud y la
universalización: el bienestar del sujeto estará marcado por la aceptación de
la realidad del inconsciente. Aquí surge una cuestión que Lacan formula en
distintos términos, por un lado, va a situar la indeterminación del sujeto y
por otro lado, la no-relación sexual como la verdad del inconsciente.
De este modo, lo que realmente “alivia” es poder
reconocer que la existencia es algo indeterminado y que no hay
complementariedad sexual. Es por esta razón que el bienestar del sujeto deviene
producto de un trabajo en relación a este reconocimiento, se trata del trabajo
de soportar tal realidad para poder “arreglárselas” con ella.
Otro elemento que Lacan destaca, se refiere al
núcleo de la transferencia. Tal núcleo reside en el vínculo que se establece
entre el deseo del sujeto y el deseo del analista: “La transferencia es un
fenómeno que incluye juntos al sujeto y al analista (…) La transferencia es un
fenómeno esencial ligado al deseo como fenómeno nodal del ser humano” (Lacan, 2011,
p.239). El deseo del analista será un deseo vaciado de consistencia, es decir,
será un deseo de que el sujeto se encuentre con su deseo. Lacan lo formula de
esta manera: “Allí es donde está citado el analista. En la medida en que se
supone que el analista sabe, se supone que irá al encuentro del deseo
inconsciente (…) el deseo es el eje, el pivote, el mango, el martillo, gracias
al cual se aplica el elemento-fuerza, la inercia, que hay tras lo que se
formula primero, en el discurso del paciente, como demanda, o sea, la
transferencia. El eje, el punto común de esta hacha de doble filo es el deseo
del analista, que designo aquí como una función esencial” (Ibid, p. 243).
La llamada
transferencia es un medio para alcanzar un saber que de otro modo resultaría
inaccesible. Es el acceso a este saber lo que permite a cada quien construir,
modificar y reformular su relación con la realidad.
Referencias Bibliográficas:
-Lacan J. (2011) El
Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos
Aires: Paidos.
-Lacan J (1973-1974) El Seminario XXI: Los no incautos yerran o los nombres del padre. Inédito. Traducción: Irene M.
Agoff de Ramos.
-Lacan J. (2006) El Seminario X: La angustia. Buenos Aires. Paidos.